El síndrome premenstrual es una alteración y malestar físico que sucede sobre los 7 a 15 días antes de la llegada del flujo menstrual. Se identifica con una serie de molestias o síntomas físicos y psíquicos que interfieren con las actividades cotidianas y sociales.
Aunque la mayoría de las mujeres manifiestan alguna de estas molestias, sólo entre el 2% y el 10% tiene síntomas tan severos que resultan incapacitantes. Los síntomas más comunes son distensión abdominal, dolor en los pechos, animo deprimido, dolor de cabeza, dolor pélvico… Estos ceden con el inicio de la menstruación.
Si cambiamos algunos aspectos de nuestra vida, podemos conseguir que estas molestias sean más leves:
Modificar la dieta.
Es conveniente evitar algunos alimentos de nuestra dieta:
- El alcohol y la cafeína (café, cola…), ya que aumentan la irritabilidad y el insomnio.
- Los azucares simples. Es preferible tomar proteínas e hidratos de carbono complejos.
- Restringir el uso de sal, para lograr disminuir la distensión abdominal, la retención de líquidos y la sensibilidad e inflamación de los senos.
Algunas recomendaciones son:
- Hacer comidas de forma frecuente y de pequeño volumen, para evitar la sensación de hinchazón.
- Hidratarse bien y consumir agua de baja mineralización.
- Tomar diuréticos naturales (espárragos frescos, pepino, alcachofas…).
Realizar ejercicio.
Efectivamente, y al contrario de lo que se podría pensar, el ejercicio físico es muy recomendable en este tipo de problemas. Es aconsejable prescribir un programa de ejercicios aeróbicos por lo menos tres veces por semana y de 30 minutos de duración. Físicamente ayuda a eliminar líquidos, y psicológicamente, libera estrés y ansiedad; además, la secreción de endorfinas alivia el dolor y proporciona sensación de bienestar. De ahí que observemos una menor incidencia del síndrome premenstrual en mujeres activas que en sedentarias.
Reducir el estrés.
Ya sea a través del propio ejercicio o de terapias relajantes como hidroterapia, masajes o meditación, es importante reducir los niveles de ansiedad, ya que este estado produce una liberación de hormonas catabólicas como el cortisol.
Medicación.
Existe otro tipo de tratamientos más agresivos como los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, que alivia el dolor pélvico y el de cabeza. También los tratamientos hormonales y los anticonceptivos orales pueden aliviar el síndrome en algunas mujeres, sin embargo, pueden tener efectos secundarios que tampoco son deseados. Tu médico te ayudará mejor que nadie en este aspecto.