¿Se dan muchos casos de intoxicación alimentaria?
Hoy día cada vez son menos las intoxicaciones alimentarias y es difícil determinar la causa exacta de ellas, porque muchas, al no ser graves, no precisan de un examen pormenorizado o de atención médica.
Hace unas cuantas décadas era habitual encontrarse con serias y graves enfermedades transmitidas por los alimentos, de incierto final (ej. Fiebre tifoidea).
Afortunadamente, nuestra sociedad ha dado pasos gigantescos para prevenir las llamadas “toxiinfecciones alimentarias”, causadas por microorganismos patógenos o toxinas generadas por esos microorganismos.
¿Cómo responden las personas ante la intoxicación?
Frente a una intoxicación alimentaria, las personas pueden responder de diferente manera, dependiendo de muchas variables y de cómo se interrelacionan entre ellas. En algunos individuos se pueden observar efectos graves, mientras que en otros pueden ser leves o inexistentes.
El cuadro clínico que normalmente generan estas intoxicaciones suelen ser pasajero y principalmente de tipo gastrointestinal (vómitos, diarreas, náuseas, dolor abdominal…), pero puede ser más severo (ej. Neuropatías), o verse agravado por síntomas más serios en grupos vulnerables como niños, personas enfermas, ancianos…
¿Qué alimentos son los más implicados?
En más de un 60% de los casos, los alimentos implicados en estas intoxicaciones son (por orden de importancia):
- Mayonesas y similares.
- Los huevos u otros productos derivados.
- El pescado, marisco, carne o derivados.
- Los productos de repostería.
El resto de alimentos también pueden generar infecciones, pero suelen hacerlo en menor proporción.
¿Qué recomendaciones debemos llevar?
A la hora de manipular los alimentos hay que llevar a cabo una serie de recomendaciones, para así evitar estas intoxicaciones alimentarias:
- Vigilar la higiene personal y la de las superficies de la cocina. Nuestras manos deben estar limpias y debemos lavarlas todas las veces que sea necesario y, desde luego, siempre que vayamos al lavabo. Limpiaremos la cocina a diario, mantendremos la basura lejos de los alimentos y nos aseguraremos de que cerca de los alimentos no hay insectos, roedores o animales de compañía, ya que se pueden contaminar los alimentos con gérmenes patógenos y parásitos.
- Consumir alimentos que hayan sido correctamente manipulados. No hay que tomar leche cruda. Las carnes, pescados, mariscos y la repostería deben ser comprados refrigerados, congelados o ultracongelados. Si elaboramos en casa alimentos con huevo (ej. Mayonesa, tartas…), hay que tomarlos inmediatamente y no aprovechar las sobras. Si lavamos los huevos, hacerlo justo antes de utilizarlos.
- Cocinar bien los alimentos. Para eliminar los microorganismos de los alimentos de origen animal, al cocinarlos tienen que alcanzar una temperatura de 70 grados centígrados.
- Consumir los alimentos después de cocinarlos o después de mantenerlos en calor o en frío. No debes dejar alimentos cocinados a temperatura ambiente (en verano menos todavía). Si no lo vas a consumir en el momento, deben ser mantenidos por encima de 60 grados o bien a 7 grados centígrados como máximo.
- Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados. Juntar un tomate con un trozo de pollo crudo es una muy mala idea, ya que los microorganismos de la carne pasarán al tomate que no sufrirá la acción del calor y te puedes infectar. Por lo tanto, los objetos (cuchillo, tabla…) que han contactado con un alimento crudo, sobre todo si es de origen animal, deberían ser lavados después de cada uso. Es preferible usar papel de cocina que trapos, y las tablas sintéticas de teflón o silicona en vez de las de madera (en las grietas que se producen por su uso se acumula suciedad).
- Utilizar únicamente agua potable. No solo para beber, sino también para preparar los alimentos.
- No ingerir alimentos perecederos que estén a temperatura ambiente.
- El pescado crudo puede contener parásitos (anisakis, presente en más del 30% del pescado en España) o bacterias, causantes de infecciones alimentarias. Si se consume crudo debe haber estado previamente congelado.
¿Qué conclusiones sacamos?
Si se tienen en cuenta todas estas recomendaciones a la hora de manipular los alimentos, el riesgo de intoxicación alimentaria es aun menor.