¿Qué es la gota?
La gota es una enfermedad frecuente en nuestra sociedad, que predomina en el sexo masculino y cuya prevalencia aumenta con la edad.
Se caracteriza por episodios recidivantes de artritis aguda debidos al depósito de cristales de urato monosódico monohidratado en articulaciones y otros tejidos, frecuentemente peri-articulares.
Este depósito es consecuencia directa de la hiperuricemia (exceso de ácido úrico en sangre), habitualmente por un defecto en la excreción renal.
Esto es, como el organismo no lo elimina exitosamente, se acumula en la sangre y forma pequeños cristales que dan lugar a un proceso inflamatorio.
Cuando estos depósitos aumentan en volumen y se depositan en cartílagos, bursas, tendones o tejidos blandos, se convierten en lo que denominamos tofos gotosos.
Las principales articulaciones afectadas son las siguientes, en orden decreciente:
• 1ª metatarsofalángica (podagra). En otras palabras, el dedo gordo del pie.
• Rodilla
• Tarso
• Muñeca
• Codo
• Hombro
A su vez, este trastorno metabólico es reversible, ya que cuando la uricemia se normaliza los cristales lentamente se disuelven y acaban por desaparecer.
Es por esto que se considera a la gota como una enfermedad curable.
Se presupone que el diagnóstico y el tratamiento son sencillos, pero lo cierto es que el grado de adhesión de las decisiones clínicas a las guías existentes es escaso.
¿Qué es la hiperuricemia?
La hiperuricemia es un exceso de ácido úrico en la sangre.
El ácido úrico es un producto del catabolismo de las purinas, que son compuestos nitrogenados de origen endógeno (se producen en las células del organismo a raíz de la degradación de las bases púricas) o exógeno (se ingieren con los alimentos).
Una vez formado, el ácido úrico pasa a través del hígado y entra al torrente sanguíneo.
Al acumularse en la sangre, se producen precipitados o cristales en diferentes tejidos, ya que se supera el umbral de solubilidad del urato.
Para mantener valores normales de la sangre, la mayoría es excretado (eliminado) en la orina o pasa a los intestinos.
El control y el seguimiento de los niveles de ácido úrico es fundamental.
Sobre todo, porque es habitual padecer hiperuricemia asintomática, en cuyo caso existen niveles de uratos elevados pero sin manifestaciones clínicas, ergo nos encontramos ante una progresión de la enfermedad silenciosa, en la que progresivamente los depósitos de cristales van en aumento.
Las guías europeas refieren que los valores de ácido úrico sérico deben mantenerse en valores inferiores a 6 mg/dL desde la primera manifestación de la enfermedad, e inferiores a 5 mg/dL en casos de gota severa.
Los niveles de ácido úrico normales son entre 2,4 y 6,0 mg/dL (para las mujeres) y entre 3,4 y 7,0 mg/dL (para los hombres).
Los valores normales varían según el laboratorio.
Así, cuando el nivel de ácido úrico en sangre aumenta por encima de 7 mg/dL, aparecen problemas como cálculos renales y gota (cristales de ácido úrico en las articulaciones, especialmente en los dedos).
Es importante resaltar que una hiperuricemia no siempre implica que haya gota, mientras que si existe gota siempre habrá hiperuricemia.
¿Cuál es el origen de la gota?
Como resumen general, la enfermedad suele estar causada por un estilo de vida poco saludable, en el que hay una mala alimentación con un exceso en la ingesta de alimentos ricos en purinas.
Origen primario de la gota
Más del 95 % de los casos son de origen primario, produciéndose por:
-Aumento de la síntesis de purinas
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Idiopática (de causa desconocida)
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Glucogenosis
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Déficit enzimático de hipoxantina-guanina-fosforribosiltransferasa, fosfofructoaldolasa
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Hiperactividad de la fosforribosil-pirofosfato sintetasa
-Disminución en la excreción renal de ácido úrico
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Idiopática
Origen secundario de la gota
También pueden ser de origen secundario a:
-Incremento de la producción:
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Sobreingesta calórica, de purinas, fructosa o etanol
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Exceso de ejercicio físico
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Algunas patologías como mononucleosis infecciosa, psoriasis, neoplasias (con mayor frecuencia las hematológicas)…
-Disminución de la excreción renal:
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Patología renal (IRA, IRC, HTA)
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Intoxicación crónica por plomo
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Acidosis metabólica respiratoria
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Hipertiroidismo/hiperparatiroidismo
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Cetosis
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Consumo de drogas / medicamentos: tiazidas y diuréticos de asa, salicilatos, quimioterapia…
Factores de riesgo
Síndrome de Resistencia a la insulina
La gota se asocia frecuentemente con el Síndrome de Resistencia a la Insulina, por lo que es habitual que aparezca concomitante a otras patologías crónicas, como son:
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Obesidad
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Diabetes Mellitus tipo II
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Dislipemia
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Síndrome metabólico
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Hipertensión
Otros factores de riesgo importantes
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Enfermedad renal crónica
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Preeclampsia
Estilos de vida desencadenantes
También se ha observado una serie de factores que son potentes desencadenantes de las crisis agudas:
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Consumo excesivo de alcohol (un consumo superior a 15 g/día se asocia directamente con un fuerte riesgo de gota).
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Ayuno
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Estrés psíquico y quirúrgico
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Traumatismos
¿Cómo se diagnostica la gota?
La presencia de cualquiera de las tres manifestaciones siguientes supone la confirmación de un diagnóstico de gota.
1. Presencia de cristales de urato en líquido sinovial durante un episodio de artritis aguda.
2. Demostración de que un tofo contiene cristales de urato
3. Cumplimiento de seis o más de los siguientes criterios:
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+ de 1 episodio de artritis aguda
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Inflamación máxima en 24 horas
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Ataques de monoartritis
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Eritema en la piel sobre la articulación afectada
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Dolor o inflamación del dedo del pie
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Artritis unilateral del dedo del pie
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Afectación unilateral del tarso
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Sospecha de tofo
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Hiperuricemia
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Tumefacción asimétrica visible en radiografía
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Quistes visibles en radiografia
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Cultivo negativo del líquido sinovial
Por tanto, los exámenes habituales son:
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Hemograma completo
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Orina completo.
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Concentración sérica de urea, creatinina y ácido úrico
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Prueba del líquido sinovial: se extrae con una aguja líquido de la articulación para un posterior visionado en el microscopio en busca de cristales de urato
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Radiografía
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Ecografía
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Tomografía computarizada de doble energía (poco común)
¿Cuáles son sus síntomas de la gota?
La manifestación clínica completa de la gota cursa en 4 fases:
1. Hiperuricemia asíntomática
2. Aparición de episodios de gota aguda con frecuencia creciente
3. Periodos asíntomáticos entre los ataques (gota intercrítica)
4. Aparición de tofos, que derivan en: dolor, deformidad, dolor asociado a la compresión de nervios (ej: síndrome del túnel carpiano) y erosión de la articulación, llegando incluso a una artritis degenerativa.
La gota afecta a una o más de las articulaciones causando dolor, enrojecimiento e hinchazón (tofo).
La articulación afectada se vuelve extremadamente sensible, llegando a resultar imposible ni siquiera rozarla.
Luego, cuando la inflamación comienza a ceder, es posible que la piel sobre la articulación afectada se aprecie escamosa y se tenga picor.
Como se ha referido anteriormente, la articulación más común que se ve afectada es la del dedo gordo del pie (con un 70% de personas en su primer ataque de gota).
También tiende a afectar a las articulaciones de los extremos de brazos y piernas, tales como: dedos, muñecas, codos, tobillos, en el medio de los pies y las rodillas.
Rara vez afecta a otras articulaciones cerca del centro del cuerpo, como la columna vertebral, hombros y caderas.
Si se padece en más de una articulación a la vez, se conoce como “gota poli-articular”.
El dolor de la gota puede ser tan severo, que es a menudo comparado con el dolor del parto.
En algunos pacientes puede llegar a ocasionar daño articular o patología renal.
Cuando nos encontramos con afectación del riñón, se suceden dos posibles complicaciones:
1. Urolitiasis (asociada comúnmente a una orina ácida)
2. Nefropatía gotosa aguda (se depositan uratos en el intersticio renal)
Prevalencia de la gota
Como se explicaba anteriormente, se trata de una enfermedad predominante en hombres y que aumenta su presencia en franjas de edad superiores.
A pesar de este hecho, a partir de la menopausia los datos también aumentan en mujeres, al perderse el efecto uricosúrico (romper uratos) de los estrógenos.
Lejos de mejorar, los datos de prevalencia en diferentes países no dejan de aumentar.
En España se estima que el 2,4% de la población sufre gota, lo que supone cerca de 880.000 afectados, según los resultados del estudio de prevalencia sobre las enfermedades reumáticas en población adulta en España de la Sociedad Española de Reumatología.
En EEUU llega a afectar al 1 % del total de la población masculina y es la artritis más frecuente en el hombre.
Tratamiento para la gota
1. Dietético
2. Farmacológico
La primera recomendación siempre será una dieta pobre en alimentos ricos en purinas, azúcares y alcohol; y rica en verduras y agua.
En caso de no ser suficiente, se requiere terapia farmacológica.
Dieta en pacientes con gota
Una vez se supera la crisis aguda, la recomendación dietética tradicional es la de restringir el consumo de carnes rojas y sus vísceras, pescados, mariscos y algunos vegetales como coles, espinacas, champiñones y el alcohol, en especial la cerveza.
Una dieta para adaptada para la gota puede ayudar a reducir los niveles de ácido úrico en sangre aunque no cure la enfermedad.
Sin embargo, puede reducir el riesgo de ataques de gota recurrentes y dolorosos y podría reducir la progresión del daño de la articulación.
Hay que tener en cuenta que una dieta restringida en purinas disminuye la uricemia solo ente 0,5 y 2 mg/Dl, aparte de que es una dieta con baja adhesión (difícil mantener en el tiempo), así que la educación nutricional es fundamental para mantener los objetivos a largo plazo.
Las personas que padecen esta enfermedad y siguen una dieta para la gota también necesitan habitualmente tomar medicamentos para controlar el dolor y reducir los niveles de ácido úrico.
Principios generales para la gota
La dieta para la gota sigue las recomendaciones típicas de una alimentación sana e intenta cumplir una serie de objetivos.
Es importante lograr un peso saludable y buenos hábitos de alimentación y de vida en general.
Será aconsejable evitar el consumo de alimentos ricos en purinas y habrá que incluir aquellos alimentos que nos ayuden a controlar esos niveles de ácido úrico.
Tratamiento farmacológico para la gota
El tratamiento varía en función del grado y de la fase de la enfermedad en la que nos encontremos.
En el caso de que nos encontremos ante una hiperuricemia asintomática, detectada en una analítica rutinaria, se procederá a:
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Identificar el motivo de dicha hiperuricemia
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Controlar los problemas asociados (etilismo, hipertensión arterial, obesidad…)
Si la enfermedad evoluciona hasta la manifestación de artritis gotosa aguda, se utilizan medicamentos como:
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Colchicina
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AINES (antiinflamatorios no esteroideos): indometacina, diclofenaco, naproxeno…
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Glucocorticoides
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Los hipouricemiantes no se utilizan en esta fase, pues pueden agravar la crisis. Empiezan a pautarse entre 2-4 semanas después de la resolución del episodio.
El tratamiento a largo plazo consiste en una actuación en educación nutricional, en la que el objetivo es que el paciente adquiera hábitos de vida saludables por una parte; y en el uso de fármacos hipouricemiantes por otra.
El medicamento de referencia es el alopurinol.
Alimentos desaconsejados en la gota
Como decíamos, deben evitarse los alimentos que contienen mayor cantidad en purinas, o consumirlos en cantidades muy bajas. Estos alimentos son:
Carnes y embutidos:
Evitar las carnes, extractos y salsas derivadas de carne, las vísceras o glándulas como el hígado, el riñón, las mollejas…. Además, evitar carnes de ternera grasas, pavo, costillas de vaca, carne de cerdo, pollo o incluso carne de cordero ya que tienen un alto contenido en purinas y contribuyen al aumento de los niveles de ácido úrico en sangre.
Pescados y mariscos:
Evitar principalmente el consumo de mariscos ya que suelen ser la mayor fuente de ácido úrico (gambas, cigalas, mejillones carabineros…). También es importante evitar el consumo de sardinas, salmón, caballa, anchoas, lenguado, boquerones o sardinas.
Verduras:
No es recomendable consumir espárragos, espinacas, coliflor y puerros principalmente. Aunque diversos estudios se contradicen mencionando que estas verduras no son perjudiciales para la gota.
Legumbres:
Recomendable evitar el consumo de alimentos como las lentejas, las alubias o los guisantes.
Alcohol:
La cerveza supone la asociación más fuerte con la enfermedad, seguido de los licores puros mientras que la ingesta moderada de vino no mostró mayor riesgo.
Alimentos recomendados para la gota
Tradicionalmente, las dietas para la gota se han centrado en lo que no se debe comer, es decir, alimentos ricos en purinas, sustancias con alto contenido de nitrógeno que se metabolizan en ácido úrico.
Pero cada vez más, la investigación muestra que lo que sí se come puede ser igualmente importante para controlar los niveles de ácido úrico y reducir el riesgo de desarrollar gota o padecer ataques dolorosos de gota.
Además de seguir una dieta bien balanceada para promover la salud general y lograr y / o mantener un peso saludable, aquí encontrará algunos alimentos a considerar si está tratando de controlar o prevenir la gota.
Algunos alimentos que pueden tener efectos positivos para reducir o prevenir el riesgo de padecer gota son los siguientes:
Verduras:
Una dieta rica en verduras que no sean ricas en purinas como las mencionadas anteriormente puede ser de gran ayuda sobre todo para salud del paciente. Los compuestos beneficiosos de este grupo de alimentos como vitaminas, minerales, fibras, etc. pueden compensar los efectos de las purinas.
Lácteos desnatados:
Algunos estudios muestran un mejor control de la enfermedad con el consumo de lácteos bajos en grasa frente a los lácteos enteros.
Agua:
Según estudios los niveles de gota se reducen cuando el consumo de agua aumenta y se llevan a cabo las recomendaciones diarias.
Café:
El consumo de café puede ser un factor a tener en cuenta para reducir los niveles de gota, no obstante, debemos tener en cuenta que este tipo de alimentos vasodilatadores en exceso nos pueden ser perjudiciales a nivel cardiovascular.
Cerezas ácidas:
Se cree que los antioxidantes encontrados en las cerezas ácidas, llamados antocianidinas, ofrecen una amplia gama de beneficios para la salud y muchos nutricionistas las recomiendan con frecuencia para la gota.
De hecho, hay cierta evidencia de que pueden ayudar a reducir los niveles de ácido úrico en la sangre, aunque se requieren más estudios al respecto.
Aceites de pescado:
Los ácidos grasos omega-3 que se encuentran en el pescado azul, son a menudo aconsejados, ya que se cree que actúa en la producción natural del cuerpo de prostaglandinas inflamatorias reductoras.
Si bien los pescados grasos contienen altos niveles de purinas (sustancias que pueden aumentar los niveles de ácido úrico), éstos se encuentran en la carne de los peces, y no en los suplementos de aceite de pescado que son altamente purificados y destilados.
Vitaminas C y E:
Estas vitaminas pueden ayudar a proporcionar un apoyo antioxidante general.
También hay evidencia interesante de que la vitamina C puede reducir los niveles de ácido úrico.
Quercetina:
Se cree que este bioflavanoide tiene propiedades antioxidantes. Se encuentra en: cebollas, té negro, pomelos y manzanas.
Además, se ha estudiado (en animales), que tiene un fuerte efecto anti-inflamatorio que podría ser útil para el tratamiento de gota.
Otras dietas recomendadas para la gota
Dieta para hipertensos y enfermos renales
La hiperuricemia que desencadena en gota se asocia comúnmente con la hipertensión arterial y la enfermedad renal.
El nivel aumentado de ácido úrico siempre precede al desarrollo de la hipertensión y puede desencadenar en un empeoramiento de la función renal.
Se postula, además, que la hiperuricemia actúa tanto como factor de riesgo para la hipertensión arterial y como una condición patológica incrementada por la propia patología.
Algunos investigadores ubican el ácido úrico como un ingrediente clave en el síndrome metabólico cardio-renal.
Por lo tanto, las dietas recomendadas para hipertensos y enfermos renales siempre y cuando controlemos los alimentos no recomendados para una persona que padece gota podrían resultar de gran ayuda como base de una buena alimentación.
Dietas para perder peso
La obesidad aumenta el riesgo de padecer gota y la pérdida de peso disminuye el riesgo de tener esta enfermedad.
Las investigaciones sugieren que consumir una menor cantidad de calorías y bajar de peso (incluso sin seguir una dieta restringida en purinas) disminuyen los niveles de ácido úrico y la cantidad de ataques de gota.
Además, se contribuye a un mejor control de la hipertensión arterial, dislipemia y diabetes mellitus.
Bajar de peso también disminuye la tensión general sobre las articulaciones.
Recetas para el tratamiento de gota
A continuación, Dietfarma te ofrece algunas recetas saludables y deliciosas, aptas para el manejo de su enfermedad:
Alcachofa con pimiento aliñada: 163, 41kcal
Arroz con verduras asiático: 477, 42 kcal
Ensalada de soja en brotes con verdura: 383, 65kcal
Gachas con leche de soja,nueces y kiwi:729,64kcal
Tofu con verduras al toque de curry: 310, 1kcal
Modelo de dieta para el tratamiento de la gota
A continuación, se muestra un ejemplo de un menú semanal para las personas que padecen gota y que quieren bajar su peso:
Ahora, en cambio, mostramos un modelo para las personas que sufren de gota y que quieran mantener su peso:
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son las posibles causas de mis síntomas o de mi trastorno?
Aunque deberán realizarse los exámenes pertinentes, lo más probable es que el motivo de su dolencia sea un desequilibrio en su dieta o un exceso de alimentos ricos en purinas, junto a unos hábitos de vida que deben revisarse.
¿Qué exámenes médicos debería realizarme?
Su médico decidirá que pruebas son más adecuadas para la evaluación de la enfermedad, en función de la fase en la que se encuentre.
Lo más probable es que se realice una analítica de sangre y orina, y que se drene líquido de una articulación inflamada en busca de cristales de urato en caso de presentar un episodio agudo de artritis.
¿Qué hábitos pueden ayudarme a controlar los episodios agudos de gota?
La práctica de ejercicio habitual, junto con una dieta balanceada y una restricción del consumo de alcohol serán sus grandes aliados para convivir mejor con la enfermedad.
¿Debería acudir a un profesional?
Efectivamente, debe pedir ayuda para solucionar su problema y tener una buena calidad de vida. El apoyo para mejorar sus hábitos nutricionales es fundamental.
¿Hay alguna dieta especial para los pacientes con gota?
Se recomienda que las personas que sufren de gota tengan una dieta balanceada y saludable.
La mayoría de las veces se recomienda el consumo de frutas, verduras, proteínas magras (sin grasa) como el pollo y el pescado, y lácteos bajos en grasas.
Se sabe que los alimentos que contienen purinas elevan los niveles de ácido úrico.
Limite el consumo de los siguientes alimentos y evítelos por completo si tiene un ataque.
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Reduzca la carne roja, el cordero, el cerdo y las vísceras, los mariscos, el langostino, la langosta y las sardinas.
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Reduzca la cerveza, el alcohol de grano, el vino, los jugos dulces de fruta y los refrescos.
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Evite productos que contengan jarabe de maíz con alto nivel de fructosa.
¿Existe una cura para la gota?
Desafortunadamente, la gota es una enfermedad que necesita atención y tratamiento de por vida.
Con esfuerzo permanente, es posible controlarla.
La medicación para aliviar el dolor y bajar el ácido úrico, junto con actividad física y una dieta sana, pueden ayudar a recuperar la calidad de vida habitual.
¿Puedo seguir tomando alcohol?
Existe evidencia suficiente que contraindique el consumo de alcohol en pacientes con gota, por ser un elemento que claramente empeora o desencadena episodios agudos.
En caso de no poderse restringir al máximo, se recomienda evitar en medida de lo posible el consumo de alcohol.
¿A qué articulaciones puede afectar la gota?
La gota afecta al dedo gordo del pie en el 50% de todos los primeros ataques.
También puede afectar la parte media del pie, el tobillo, la rodilla, la muñeca y el codo.
Cada vez que ocurre un ataque no siempre es en la misma articulación.
El dolor podría ser en el dedo gordo del pie durante el primer episodio y aparecer en la rodilla u otras articulaciones en ataques posteriores.
Los hombres generalmente experimentan episodios de gota en las extremidades inferiores.
Las mujeres tienen más propensión a experimentar ataques de gota en las extremidades superiores.
¿Por qué la gota afecta de manera diferente a las mujeres?
Las mujeres habitualmente no desarrollan gota hasta después de la menopausia.
Los niveles de estrógeno pueden ofrecer protección durante la mayor parte de la vida adulta de la mujer.
Después de la menopausia, las mujeres pueden manifestar niveles elevados de ácido úrico y formar depósitos de cristales de ácido úrico en las articulaciones que pueden ocasionar daños, al perderse el efecto uricosúrico de los estrógenos.
Conclusiones
Consumir carnes, pescados y mariscos y bebidas alcohólicas con moderación, disminuyendo el tamaño de la porción y el contenido de azúcares simples, son los pilares de una vida sana y tienen beneficios demostrados en el manejo y prevención de la gota e hiperuricemia.
El apoyo por parte de un dietista-nutricionista es fundamental para lograr manejar esta enfermedad con éxito.
En Dietfarma tienes un equipo de profesionales dispuestos a ayudarte a tener una mejor calidad de vida.