La malabsorción de lactosa ha estado bajo una intensa investigación desde su descubrimiento en la década de 1960. Sabemos la prevalencia de la mala digestión de la lactosa en una gran cantidad de paises y grupos étnicos. La deficiencia de la lactasa está presente en un 15% de las personas del norte de Europa, hasta en un 80% en la raza negra y latina, y hasta un 100% en los indios americanos y los asiáticos.
Los síntomas más comunes que podemos observar en las personas con intolerancia a la lactosa son dolor abdominal, hinchazón, flatulencias, heces acuosas… que suceden a continuación de la ingesta de alimentos ricos en lactosa.
Por lo general, se puede diagnosticar intolerancia a la lactosa y se puede llevar una alimentación saludable y equilibrada, llevando a cabo pequeñas modificaciones en la dieta. Su tratamiento consiste principalmente en evitar los alimentos que contienen lactosa. Además existen pastillas de enzima lactasa, siendo muy útil cuando se tiene alguna comida especial y se van a tomar lácteos.
Algunas personas con deficiencia de lactasa puede tolerar determinadas cantidades de lactosa. El grado de malabsorción varía mucho de un paciente a otro, pero todos ellos deben garantizar una ingesta de calcio adecuada.
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¿QUÉ ES LA LACTOSA?
La lactosa es el principal hidrato de carbono o azúcar que se encuentra en la leche, en los productos lácteos que se obtienen a partir de la leche (yogur, helado, queso, mantequilla…) y en algunos alimentos procesados.
Esta lactosa es digerida en el intestino delgado a través de una enzima llamada lactasa, que permite descomponer la lactosa en dos azúcares simples, que son la glucosa y la galactosa.
La glucosa y la galactosa son absorbidos rápidamente por nuestros intestinos a través de la membrana celular y proporcionan energía a nuestro cuerpo.
¿QUÉ ES LA LACTASA?
La lactasa es una enzima producida en el intestino delgado por células epiteliales, que se encuentran en el borde de cepillo de las células que recubren las microvellosidades intestinales. Pertenece a la familia de las disacaridasas, que son las enzimas que se encargan de romper los disacáridos en los monosacáridos.
El nivel de la enzima lactasa varía entre un individuo y otro, al igual que la gravedad de los síntomas causados por la intolerancia a la lactosa. Hay individuos que pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa, mientras que hay otros que incluso con pequeñas cantidades pueden sufrir graves síntomas. Todo depende de la cantidad de lactasa que sea capaz de sintetizar cada persona.
Todos los mamíferos terrestres tienen una disminución drástica en lactasa después del destete. En todo el mundo, los humanos pierden entre un 90-95% de los niveles de lactasa que se tienen desde el nacimiento hasta la primara infancia, existiendo una disminución continuada durante todo el curso de la vida. La prevalencia en los diferentes países y grupos étnicos es diferente, siendo de un 15% en el norte de Europa, hasta un 80% en las razas negras, judías y latinas, y hasta un 100% en los asiáticos y los indios americanos.
La amplia variedad en la prevalencia ha causado especulaciones sobre si la deficiencia de lactasa es lo “normal” (estado natural) o si la persistente actividad de la lactasa en la edad adulta en la población del norte de Europa es un “anormal”. Anormalidad causada por una mutación, que provoca ventajas a un grupo a tolerar la lactosa.
Se desconoce si el uso continuado de productos lácteos después del destete conduce a la retención de la actividad de la lactasa o si la persistencia de la lactasa permite la incorporación de productos lácteos en la dieta.
¿QUÉ TIPOS DE INTOLERANCIA A LA LACTOSA EXISTEN?
Intolerancia a la lactosa congénita
Este tipo de intolerancia se da con muy poca frecuencia y aparece desde el nacimiento, debido a una alteración genética en el gen de la lactasa.
El bebé comienza a tener diarreas desde su primer contacto con la leche materna y su único tratamiento es la eliminación de la lactosa, debiendo alimentar al bebe con leche de fórmulas especiales sin lactosa.
Intolerancia a la lactosa primaria
Es el tipo más común de intolerancia a la lactosa y es debido a una pérdida progresiva de la lactasa intestinal. Una vez que aparece es progresiva y permanente.
Puede producirse a lo largo de la vida y su causa es genética. Las personas que lo padecen van notando como poco a poco los lácteos le ocasionan cada vez más síntomas desagradables.
Intolerancia a la lactosa secundaria
Es debido a la existencia de una patología temporal y como consecuencia de ella, se producen daños en el intestino, provocando una disminución en la síntesis de la enzima lactasa. Un ejemplo muy común es la gastroenteritis.
Durante la gastroenteritis se producen diarreas prolongadas, pudiendo quedar dañada la mucosa del intestino y como consecuencia deficit en la producción de lactasa. Esta intolerancia será durante un tiempo limitado, hasta que se recupere la mucosa y la flora intestinal por completo.
SÍNTOMAS DE LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Cuando la enzima lactasa es ausente o nula, la lactosa no es absorbida en el intestino delgado y estos azúcares no absorbidos osmóticamente atraen fluidos. La entrada de líquido en el intestino es aproximadamente el triple de la cantidad proporcionada en una osmolaridad normal. Esto se debe a que los intestinos no pueden mantener un alto gradiente electroquímico en relación con la sangre.
Además de aumentar el volumen y fluidez del contenido gastrointestinal, la lactosa no absorbida en el intestino delgado, se va hacia el colon y allí es afectada por las bacterias.
Estas bacterias provocan la fermentación de los azúcares, produciendo gases, hinchazón, dolor abdominal…
Tras esta fermentación se produce la rotura de lactosa en monosacáridos. Estos monosacáridos no pueden ser absorbido por la mucosa del colon, por lo tanto aumenta la presión osmótica y aumenta el líquido en el intestino, ocasionando diarreas.
En deficiencia de lactasa, en algunos pacientes, los carbohidratos que alcanzan el colon pueden ser metabolizados por bacterias, transformándose en ácidos grasos de cadena corta, los cuales son absorbidos, pero el resultado neto de la ingesta de lactosa son los siguientes síntomas:
Hinchazón
Flatulencias
Dolor abdominal
Diarreas acuosa explosiva
Estos síntomas suelen aparecer entre los 30 minutos y las 2 horas tras la ingesta y desaparece por completo entre las 3-6 horas. Esto se debe a que la lactasa, que no se ha digerido en el intestino delgado, pasa al colon (intestino grueso) y allí las bacterias de la flora intestinal la fermentan y producen gases.
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TRATAMIENTO DIETÉTICO EN LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Para la intolerancia a la lactosa no existe cura, pero la mayoría de las personas pueden controlar sus síntomas realizando cambios en su dieta.
Algunos casos de intoleracia a la lactosa , como los causados por la gastroenteritis (intoleracias a la lactosa secundaria), son solo temporales y mejoran en un corto periodo de tiempo.
Por lo tanto, en la intolerancia a la lactosa se deben llevar a cabo una serie de cambios dietéticos, destacando principalmente la exclusión de los alimentos con alto contenido en lactosa.
Si los síntomas desaparecen, se pueden reintroducir pequeñas cantidades de alimentos que contengas lactosa e ir controlando los síntomas, hasta llegar a controlar cual es la ración máxima que tu cuerpo tolera. Por lo tanto, cada persona puede llegar a controlar la cantidad de lactosa que su cuerpo tolera.
Por lo tanto, si decides experimentar con alimentos, con aquellos que puedes o aquellos que no puedes comer, asegurate de ir introduciendo los alimentos gradualmenete, en lugar de introducirlos todos a la vez. De esta forma podrás identificar claramente aquel alimento que te esté causando problemas.
Muy rara vez, las personas pueden llegar a ser tan sensibles a la lactosa, que deban excluir aquellos alimentos con bajos niveles de lactosa por completo en su alimentación de por vida. Un ejemplo sería los alimentos procesados, el bizcocho…
Al excluir los alimentos que contienen lactosa, es muy importante evitar ciertas perdidas de vitaminas y minerales en la dieta, evitando el riesgo de complicación. Estos aportes nutriconales se deben conseguir mediante alimentos sin lactosa.
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FUENTES DE CALCIO NO LÁCTEAS
Los productos lácteos presentan un elevado contenido en calcio, pero no son los únicos alimentos que nos proporcionan este mineral, por lo que sería interesante, incluir en nuestra dieta estas otras fuentes de calcio alternativas:
• Verduras de hojas verdes, como la col rizada, el brócoli, las espinacas, la col, la lechuga, el perejil, las acelgas, los puerros…
• Las legumbres, destacando la soja.
• El tofu, siendo rico en calcio.
• Las frutas. Las que nos aportan calcio son las siguientes: kiwi, fresa, frambuesa, higo, breva, ciruela, limón y papaya.
• Los frutos secos: nueces, avellanas,, castaña, pistachos y anacardos son los más ricos en calcio.
• Mariscos con concha o cáscara, como pueden ser los mejillones, las almejas, los berberechos, gambas, langostinos…
• El pescado azul (salmón, atún…) contiene calcio y especialmente aquel que presenta hueso comestible (boquerón, sardina,…)
• Cereales o panes fortificados con calcio.
• Semillas. Destacando las semillas de chía, sésamo y lino.
• Huevo. En la yema encontramos una cantidad considerable de calcio.
Si tu dieta, a través de los alimentos, es deficiente en calcio, puedes recurrir a suplementos combinados de calcio y vitamina D, que encontrarás en cualquier farmacia. La vitamina D hará que tu calcio ingerido se absorba mejor.
Una ingesta adecuada de calcio es muy importante, ya que presenta funciones muy importantes, como son:
• Ayudan a construir huesos y dientes fuertes.
• Regulan la contracción muscular.
• Asegura coágulos de sangre normales.
CONTENIDO EN LACTOSA Y CALCIO EN LOS PRODUCTOS LÁCTEOS
El contenido de lactosa de los productos lácteos varía ampliamente, al igual que el tamaño de las porciones consumidas. La siguiente tabla enumera el contenido de lactosa que encontramos en una serie de productos lácteos:
Los productos lácteos como el queso duro, generalmente son bien tolerados debido a su bajo contenido en lactosa. Algunos individuos toleran el yogur, ya que parte de su lactosa es predigerida por las bacterias del yogur.
La ingesta diaria recomendada de calcio es de 800 mg para hombres y mujeres, hasta la menopausia. Las mujeres postmenopáusicas requieren 1000 mg de calcio por día. Las mujeres embarazadas requieren mayor cantidad, necesitando 1100 mg y 1200 mg si están amamantando.
SUSTITUTOS DE LA LACTASA
Existen gotas, tabletas o cápsulas que contienen sustitutos de la lactosa, pudiéndolos encontrar en cualquier farmacia.
Estos sustitutos de la lactasa reemplazan la lactasa que el intestino delgado no está produciendo, lo que puede reducir los síntomas al ayudar al cuerpo a descomponer la lactosa de la dieta con mayor facilidad.
Estos sustitutos de la lactasa se pueden tomar justo antes de comer una comida que contenga lactosa.
Aquellos pacientes con intolerancia a la lactosa leve, pueden beneficiarse del uso de los suplementos que contienen sustitutos de la enzima lactasa. Sin embargo, los pacientes deben ser advertidos, ya que los sustitutos de la enzima lactasa podrían no aliviar completamente los síntomas, ya que se puede dar el caso de que la digestión de la lactosa sea incompleta, ya que es difícil determinar la dosis efectiva de enzima lactasa.
Por lo tanto, los suplementos enzimáticos deben ser un complemento, no un sustituto de la restricción dietética. Las personas intolerantes deben realizar determinadas modificaciones en su dieta, como es el uso de leche de soja, leche de arroz…
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SUSTITUTOS DE PRODUCTOS LÁCTEOS QUE NO CONTIENEN LACTOSA
En la actualidad existen una gran variedad de productos como leche, queso, yogures y helados sin lactosa, siendo en a mayoría de los casos enriquecidos con calcio.
Existen leches de almendras, soja, avena… Estas leches se pueden usar libremente en la cocina como lo harías con la leche de vaca y están libre de lactosa. Los helado también los encontramos de soja.
Para aquellos que no pueden tolerar la leche de soja o prefieren la leche de vaca, existen productos lácteos de leche de vaca a los que se les ha reducido la lactosa.
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SÍNDROME DEL INTESTINO IRRITADO (SII) Y LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
La intolerancia a la lactosa secundaria se da como consecuencia de una gran variedad de enfermedades grastrointestinales, que provocan daños en la mucosa intestinal, siendo una de ellas el síndrome del intestino irritado.
La intolerancia a la lactosa y el síndrome del intestino irritado (SII) presentan multitud de síntomas similares.
La dificultad de obtener un diagnóstico positivo para cualquiera de estos dos casos, ha llevado a un diagnóstico erróneo de la intolerancia a la lactosa en algunos pacientes.
Establecer un diagnóstico positivo para cualquiera de estas dos alteraciones es difícil, porque los pacientes con síndrome de intestino irritado con frecuencia presentan intolerancia a determinados alimentos, en particular a los productos lácteos.
El problema surge, ya que al menos el 25% de los pacientes con síndrome del intestino irritado (SII) también presentan malabsorción a la lactosa. La restricción de la lactosa resultará beneficioso en ambos grupos de pacientes, ya que en ambos casos presentan deficiencia de la enzima lactasa.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la intolerancia a la lactosa, generalmente puede hacerse sobre la base de la historia, apoyandose en la manipulación de la dieta.
Existen pruebas diagnostica como la prueba de respiración, en la que se mide los niveles de hidrógeno. También se miden los niveles de glucosa en suero. Estas mediciones se realizan tras la ingesta de dosis estándar de lactosa.
Son dos pruebas formales que se realizan comúnmente en pacientes sospechosos de tener intolerancia a la lactosa. La prueba de tolerancia a la lactosa consiste en administrar una dosis oral de aproximadamente 1-1,5 g de lactosa por kg de peso corporal y obteniendo muestras de sangre periódicamente para medir los niveles de glucosa en sangre. La prueba es positiva si los síntomas intestinales ocurren y el nivel de glucosa en sangre es menor de 20 mg por dl (1.1 mmol por L).
Sin embargo, los resultados falsos positivos y falsos negativos ocurren en un 20% de los casos, debido a la influencia de varios factores, como son el vaciado gástrico y el metabolismo de la glucosa.
La medición del hidrógeno en el aliento después de la ingesta de 25-50 g. de lactosa, es la prueba de tolerancia a la lactosa más sensible y específica. Esta prueba de medir el hidrógeno de la respiración se ha convertido en una prueba muy utilizada para su diagnóstico.
En la respiración, un aumento en la concentración de hidrógeno superior a 20 ppm sobre la línea base, después de la ingesta de lactosa sugiere la existencia de deficiencia de la enzima lactasa y como consecuencia intolerancia a la lactosa.
La prueba de hidrógeno es positiva en el 90% de los pacientes con malabsorción de lactosa. La cantidad de lactosa utilizada para la prueba de hidrógeno en el aliento no es fisiológica. Muchos médicos reducen esta dosis a una cantidad fisiológica o un rango dietético, como son 12 g. de lactosa, equivalentes a un vaso de leche de vaca.
Resultados falsos negativos ocurren en casos de ausencia de flora bacteriana, tras un reciente uso de antibióticos orales o reciente uso de enema colónico.
Resultados falsos positivos pueden darse tras dormir, hacer ejercicio, uso de aspirina o fumar. En estos casos se puede aumentar la secreción de hidrógeno en la respiración sin relación con la lactosa.
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PREDISPOSICIÓN GENÉTICA A LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA Y SU INFLUENCIA EN EL CONSUMO DE CALCIO
La deficiencia de lactasa en nuestros intestinos delgados es lo que provoca que la lactosa no sea degradada y absorbida. Y esta deficiencia se relaciona con un dimorfismo del genotipo A-13910 T/C (LCT) cerca del gen de la fluoresceína de la lactasa. Por lo tanto, la intolerancia a la lactosa a largo plazo es debido a una alteración genética.
Existen evidencias de que la predisposición genética a la intolerancia a la lactosa en adultos, afecta significativamente en el suministro de calcio, viéndose afectada la densidad ósea y las fracturas en mujeres posmenopáusicas.
Se han realizado estudios que han demostrado que el polimorfismo LCT (T/C-13910) está asociado con la intolerancia a la lactosa, reducción en la ingesta de calcio y disminución de la densidad mineral ósea.
INTOLERANCIA A LA LACTOSA EN NIÑOS
Si su hijo es intolerante a la lactosa, es posible que pueda consumir pequeñas cantidades de lactosa sin experimentar síntomas. Una vez que comience a experimentar los síntomas, podrá saber cuanto puede comer o beber sin sifrur tales alteraciones gastrointestinales.
Si su hijo no tolera nada de lactosa, es recomendable que un nutricionista le haga un control dietético, donde se cubran todas las necesidades de calcio con alimentos no lácteos, garantizando un crecimiento y desarrollo saludable.
En general, las mismas reglas alimentarias se dan tanto para adultos como para niños.
Para bebés con intolerancia a la lactosa, existe la leche de formula sin lactosa, la cual puedes encontrar en farmacias y en supermercados. Las formulas de soja no se recomiendan a niños menores de 6 meses, ya que contiene hormonas y puede interferir con el desarrollo físico y sexual del futuro bebé.
Los bebés amamantados pueden tomar las gotas de lactasa, ayudando a sus intestinos a digerir la lactosa de la leche materna.
Para muchos niños, la intolerancia a la lactosa es solo temporal y mejora después de pasar unos días o semanas, siendo debido, en la mayoría de las ocasiones, a una gastroenteritis previa. Una vez recuperada la flora intestinal del niño, ya se pueden ir introduciendo la leche y sus derivados de forma gradual.
RECETAS PARA LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Aquellas personas con intolerancia a la lactosa deben buscar recetas que les aporte calcio no lácteo, ya que el aporte de este mineral tiende a disminuir es estos casos.
Aquí os dejo unas cuantas recetas beneficiosas para aquellas personas que presentan intolerancia a la lactosa, ya que destacan por presentar un alto contenido en calcio no lácteo:
Brócoli con mejillones. 194 kcal.
Quinoa con espinacas y tofu en salsa de soja. 671 kcal.
Espaguetis con almejas y gambas. 378 kcal.
Salmón con salsa de soja y sésamo. 356 kcal.
Garbanzos con acelgas y jamón. 390 kcal.
Espinacas con nueces y piñones. 248 kcal.
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DIETA PARA LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA
Aquí tenéis un modelo de dieta para aquellas personas con intolerancia a la lactosa, la cual mantendrá cubierta todas las necesidades nutricionales
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LISTA DE LA COMPRA
Esta es la lista de la compra de la dieta anterior, destinada a personas intolerantes a la lactosa.
CONCLUSIONES
La intolerancia a la lactosa es un problema digestivo que se da en aquellas personas que no pueden digerir la lactosa, que es un tipo de azúcar que se encuentra principalmente en la leche y sus derivados lácteos. Esta alteración provoca una serie de síntomas gastrointestinal desagradables (hinchazón, flatulencia, diarreas…) que podremos evitar fácilmente mediante algunos cambios en la dieta, en la cual excluiremos todos los productos lácteos.
Los nutricionistas de Dietfarma te podrán elaborar una dieta personalizada sin lactosa, en la que se cubran todas las necesidades nutricionales, principalmente las de calcio, para tener un buen desarrollo óseo, además de tener en cuenta siempre las preferencias alimentarias:
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Bibliografía:
Daniel L. Swagerty, JR., M.D., M.P.H., Anne D. Walling, M.D., Robert M. Klein PH.D. Lactose intolerance. University of Kansas School of Medicine, Kansas City, Kansas. May 2002 (consultado el 18 de septiembre del 2018). Disponible en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.729.8735&rep=rep1&type=pdf
Tuula H. Vesa, PhD, Philippe Marteau, PhD, MD y Riitta Korpela, PhD. Lactose intolerance.Journal of the American College of nutrition. Jun 2013 (consultado el 18 de septiembre del 2018). Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/07315724.2000.10718086
Barbara M Obermayer-Pietsch, Christine M Bonelli, Daniela E Walter, Regina J Kuhn, Astrid Fahrleitner-Pammer, Andrea Berghold, Walter Goessler, Vinzenz Stepan, Harald Dobnig, Georg Leb, Wilfried Renner. Genetic predisposition for adult lactose intolerance and relation to diet, bone density, and bone fractures. JBMR. December 2009 (consultado el 18 de septiembre del 2018). Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1359/jbmr.0301207