La gota es una enfermedad que se caracteriza por episodios bruscos de dolor intenso, hinchazón, en ocasiones enrojecimiento, una gran sensibilidad al tacto y aumento de la temperatura local, afectando a una o más articulaciones. Normalmente estos síntomas aparecen en la base del dedo gordo del pie, debido al depósito de sales de ácido úrico en el interior de las articulaciones, por unos niveles nocivos de estos en el cuerpo.
La inflamación de las articulaciones en la gota se debe a que se forman en su interior microcristales de una sal de ácido úrico. Los ataques de inflamación son consecuencia de la presencia de estos cristales en la articulación, y nunca ocurren en su ausencia. Para que se formen cristales es necesario que los niveles de ácido úrico en la sangre estén elevados, lo que se conoce como hiperuricemia. Aunque la hiperuricemia es frecuente, no en todas las personas que la tienen se llegan a formar cristales en cantidad suficiente para padecer síntomas de gota.
Este exceso de ácido úrico también se puede acumular en el los riñones, siendo causa de cólicos nefríticos. Casi el 20% de los pacientes afectados por la gota desarrollan cálculos renales. Por sexos, la gota afecta 4 veces más a los hombres, especialmente entre varones de mediana edad, aunque también se manifiesta en mujeres después de la menopausia.
El ácido úrico es un producto de desecho procedente de la descomposición de unas sustancias llamadas purina, por lo que su restricción en la dieta de las personas con gota o hiperuricemia es fundamental.
Los estilos de vida poco saludables, la obesidad, la ingesta excesiva de alcohol o los alimentos ricos en purinas (carnes rojas, vísceras, pescado azul y marisco), actúan como desencadenante de las crisis de gota, pero no son la causa de la enfermedad, ya que en la mayoría de los casos es debido a factores genéticos.
Las personas con exceso de ácido úrico deberán seguir una dieta pobre en grasas y proteínas de origen animal. La mayor parte de las proteínas deben provenir de productos lácteos, huevos y vegetales.
En casos de sobrepeso u obesidad, es importante llevar a cabo una dieta equilibrada y practicar ejercicio, ya que una dieta de choque que provoque una pérdida brusca de peso, podría producir también una crisis de gota.
ALIMENTOS QUE SE PUEDEN TOMAR.
- Es importante beber al día al menos 2 litros de agua (agua mineral) y en especial tras hacer ejercicio intenso o en épocas de mucho calor, ya que es fundamental evitar la deshidratación.
- Todo tipo de frutas, en especial el limón, las cerezas, las fresas y las uvas.
- Consumir con moderación (una vez a la semana): Esparragos, champiñones, setas, puerros, rábanos, espinacas, coliflor, guisantes, habas, legumbres
- Caldo de verduras.
- Preferentemente aceite de oliva.
- Leche y yogurt desnatados y queso no grasos
- Infusiones, té, café, zumos naturales, agua mineral
- Frutos secos.
- Especias y condimentos.
- Arroz, pastas, patatas, pan y harina. Cuando sea posible consumir estos productos integrales.
ALIMENTOS QUE NO DEBEMOS TOMAR.
- Carnes grasas (cerdo y cordero) y vísceras (corazón, riñones, sesos, mollejas, hígado y lengua)
- Reducir al máximo el consumo de carne y pescado, especialmente las sardinas y las anchoas.
- Todos los embutidos grasos.
- Las huevas de pescado, las gambas, los langostinos, los cangrejos y los mariscos.
- El queso graso.
- La manteca de cerdo y la nata.
- Caldos de carne grasa.
- El alcohol.