La osteoporosis es una patología degenerativa que se caracteriza por una pérdida de masa ósea, en la que se ve frenado el reemplazo óseo de los huesos. Como consecuencia, se vuelven porosos y frágiles, y lógicamente aumenta el riesgo de fracturas. Si no es prevenida o se deja sin tratar, la osteoporosis puede progresar de manera silenciosa e indolora hasta que algún hueso se rompe, lo que ocurre con mayor frecuencia en la cadera, columna vertebral y muñeca.
Una de cada 3 personas mayores de 65 años padece esta patología. Además, es una enfermedad degenerativa que se desarrolla muy específicamente en las mujeres debido principalmente a que presentan una menor masa ósea que el hombre y que es a partir de la menopausia cuando al disminuir la producción de estrógenos (hormonas femeninas con efecto protector sobre el hueso) se incrementa la degeneración ósea. Estos factores repercuten en que las mujeres tengan 8 veces más riesgo de padecer osteoporosis que el hombre.
Es un hecho indiscutible que la esperanza de vida de la población es cada vez mayor y, como consecuencia lógica, cada vez habrá más personas afectadas por esta enfermedad. Por esta razón, los profesionales de la salud intentamos hacer consciente a la población de la necesidad de preocuparse por prevenir la aparición de esta patología y por frenar su avance. Las medidas que se deben tomar para prevenir y tratar la osteoporosis son las siguientes:
Práctica de ejercicio físico.
El ejercicio nos ayuda a construir y mantener huesos fuertes. El mecanismo de acción es muy simple: las tracciones, tensiones y presiones provocadas por el ejercicio en el interior del hueso estimulan el remodelamiento interno y externo; como resultado se produce un cambio en la forma y/o densidad ósea. Sin embargo, si la tensión o presión disminuyen en el hueso, se pierde masa ósea.
Si usted ya tiene osteoporosis, probablemente dude si debería hacer ejercicio o no. La respuesta para la mayoría de la población es que sí. Es conveniente, sin embargo, que lo comente con su médico o que lo consulte con su entrenador de fitness, ya que en casos de osteoporosis extrema la actividad física debe ser moderada.
La práctica de ejercicio físico aporta los siguientes beneficios a personas con osteoporosis:
- Estimula el aumento de densidad de la masa del hueso, lo que nos ayuda al completo desarrollo de la masa ósea o a frenar el avance de la enfermedad.
- Fortalece estructuras óseas determinantes para la independencia de movimientos en ancianos como la cadera o la columna vertebral.
- Mejora la movilidad articular, con lo que se mejora la agilidad y la ejecución de movimientos seguros.
- Mejora la coordinación, mejorando la ejecución de tareas cotidianas y evitando el riesgo de lesiones por caídas.
- Mejora la autoestima, promoviendo una actitud positiva ante la vida diaria y contribuyendo a llevar una vida activa.
Una alimentación adecuada.
A través del ejercicio físico tenemos la posibilidad de estimular al hueso y provocar su mineralización, pero si llegado este momento el organismo no dispone de los nutrientes adecuados, este proceso no se podrá llevar a buen término. Por tanto, es una combinación entre provocar un estímulo adecuado y disponer de los nutrientes esenciales para una correcta densidad mineral ósea.
El calcio: el ladrillo de los huesos.
El calcio es el mineral que forma tus huesos por excelencia, forma el entramado óseo y es necesario para la contracción muscular, la transmisión del impulso nervioso y la coagulación sanguínea entre otras funciones. Cuando bajan los niveles de calcio en sangre se recurre al hueso para conseguir el equilibrio.
La forma más eficiente de incrementar la cantidad de calcio en su dieta es introducir lácteos. Algunas personas presentan intolerancia a la lactosa y tienen dificultad para digerir lácteos por deficiencia de la enzima lactasa, que se necesita para romper el azúcar de la leche (lactosa). En este caso, puedes tomar productos lácteos que han sido tratados o preparados comerciales de lactasa.
Consejos para conseguir una correcta alimentación rica en calcio:
- Introducir en la dieta productos lácteos: leche, yogures, quesos, cuajada, requesón, … Los lácteos, por su contenido en calcio, lactosa y vitamina D, son la mejor fuente para contrarrestar la aparición y desarrollo de la osteoporosis.
- Consumir pescado azul por lo menos dos veces por semana, ya que presenta vitamina D.
- Controlar el exceso de sal en la dieta.
- Evitar el tabaco, el alcohol y el café, ya que éstos provocan la eliminación del calcio.
El papel de la vitamina D
Esta vitamina juega un papel importante en la absorción de calcio y en la salud ósea, permitiéndole al calcio pasar del intestino a la sangre. La vitamina D se produce en la piel humana bajo el estímulo de la luz solar y tan solo son necesarios unos 15 minutos de sol al día sobre la cara y brazos para conseguir el aporte necesario.
Como conclusión, decir que es importante prevenir la osteoporosis con ejercicio físico y con una correcta alimentación antes de que sea tarde, ya que es una enfermedad que, a largo plazo, muy probablemente nos de problemas.
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