Ingredientes
-
conejo 1000 gr. 1 Pieza mediana 72.39 kcal. -
tomate frito 90 gr. 6 Cucharada sopera 79.42 kcal. -
vino blanco 200 gr. 2 Vaso de vino 78.00 kcal. -
ajo 10 gr. 2 Diente 91.56 kcal. -
perejil 2 gr. 1 Pellizco 29.91 kcal. -
pimentón dulce 2 gr. 1 Pellizco 311.91 kcal. -
sal 4 gr. 2 Pellizco kcal. -
aceite de oliva 30 gr. 6 Cucharada de postre 900.00 kcal.
Preparación
1. Ponemos en un mortero los ajos, el perejil y la sal. Lo majamos todo y a continuación agregamos un poco de aceite y lo mezclamos todo.
2. Limpiamos el conejo, lo cortamos en trozos y le añadimos el majado.
3. En una olla con un poco de aceite, ponemos el conejo y dejamos que se rehogue.
4. A continuación, añadimos un vaso de vino blanco y lo dejamos unos minutos (si fuese necesario añadiríamos un poco de caldo de verduras o agua).
5. Seguidamente, añadimos la salsa de tomate y el pimentó. Tapamos la olla y lo dejamos cocinar hasta que el conejo esté tierno.
6. Finalmente tenemos un plato muy delicioso.
Información adicional
La carne de conejo es rica en proteínas de alto valor biológico y al tratarse de una carne blanca, su contenido en grasas y calorías es bajo, siendo recomendado en dietas de adelgazamiento y en dietas bajas en colesterol, sobre todo en enfermedades cardiovasculares. Su contenido en sodio es bajo, siendo muy aconsejado en personas hipertensas. En su composición también encontramos nutrientes, con importantes cantidades de vitaminas del grupo B, que permiten el aprovechamiento de los nutrientes energéticos (proteínas, hidratos de carbono y lípidos), intervienen en la formación de los glóbulos rojos, en el funcionamiento del sistema nervioso y además son necesarias para mantener una buena salud en los tejidos que componen nuestro cuerpo.
En definitiva, podemos decir que estamos ante una receta saludable, que si lo acompañamos de un primer plato que complete el aporte nutricional, siendo rico en vitaminas, minerales y fibra, conseguiremos una dieta equilibrada.
Siempre debemos decantarnos por las carnes magras, que tienen menos grasas saturadas, menos colesterol y engordan menos que las carnes grasas, que son perjudiciales para la salud y que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol, triglicéridos…