Ingredientes
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grosella roja 210 gr. 14 Unidad 49.98 kcal.
Preparación
Es importante preparar cualquier fruta antes de consumirla para garantizar una higiene, con el fin de eliminar residuos de fitosanitarios y los restos de tierra o posibles insectos que hayan quedado adheridos.
Para ello, se procederá a seguir unos pasos previos antes del lavado con el fin de evitar la contaminación cruzada y lograr que la conservación de las frutas sea lo más óptima posible.
Antes de nada, nos lavaremos bien las manos antes de manipular la fruta.
Seguidamente, lavaremos la fruta con agua corriente, siempre y cuando sea potable.
Se desaconseja el uso de sustancias que desinfectan o limpian las frutas, así como el uso de detergentes, pues estos pueden quedarse adheridos en la piel de las mismas y causar algún tipo de intoxicación.
Es recomendable lavar las frutas en el momento en que se vayan a consumir, y proceder a su secado mediante papel de cocina de un solo uso.
Las frutas que pertenecen al grupo de las bayas o frutos del bosque, merecen especial cuidado a la hora de manipularlas, pues son delicadas a los golpes y podrían deteriorarse (fresas, frambuesa, arándano).
Las frutas que son de consistencia más dura y que además tienen una piel comestible, deberemos lavarlas bien antes de consumirlas, ya sea con o sin piel (melocotón, manzana, pera).
Aquellas frutas que presentan una piel no comestible (aguacate, papaya, mango), las lavaremos bien de igual forma, para evitar contaminarlas una vez las pelemos.
Existen frutas más grandes con una piel o corteza mucho más resistente (piña, sandía, melón). Suelen tener más cantidad de suciedad, como tierra y polvo. Deberemos lavarlas igualmente antes de proceder a partirlos, y además, es recomendable usar un cuchillo distinto para partirlas y otro para trocearlas.
En definitiva, emplearemos un método de lavado, pelado y troceado, siempre asegurando unas medidas de higiene que permitan hacer seguro el consumo de las frutas.
Información adicional
La grosella roja posee un bajo valor calórico, pues el índice de hidratos de carbono es escaso. Es rica en vitamina C, incluso en cantidades mayores que algunos cítricos.
Contiene una gran cantidad de fibra, que contribuye a mejorar el tránsito intestinal.
Lo que más caracteriza a esta fruta son las antocianinas y los carotenoides, pigmentos naturales ambos de acción antioxidante.
Estos pigmentos son los responsables del color y el sabor característico y están ligados a los ácidos orgánicos que contienen, tales como el acido oxálico y el ácido málico.
Potencia el sistema inmune, gracias a la gran actividad antioxidante que poseen (antocianinas, carotenoides y vitamina C). Actúan como antiinflamatorios en los tejidos, a nivel celular y presentan una acción bactericida.
Así pues, al reforzar el sistema inmune, contribuyen a reducir el riesgo de ciertas patologías, como el cáncer, las enfermedades degenerativas y las patologías cardiovasculares.
Estas frutas cuando todavía no han madurado y están verdes, presentan gran cantidad de taninos, que les aportan una textura áspera y les confieren propiedades astringentes. Una vez han madurado, las propiedades cambian y resultan laxantes, depurativas y tónicas.