Ingredientes

Preparación

Es importante preparar cualquier fruta antes de consumirla para garantizar una higiene, con el fin de eliminar residuos de fitosanitarios y los restos de tierra o posibles insectos que hayan quedado adheridos.

Para ello, se procederá a seguir unos pasos previos antes del lavado con el fin de evitar la contaminación cruzada y lograr que la conservación de las frutas sea lo más óptima posible.
Antes de nada, nos lavaremos bien las manos antes de manipular la fruta.

Seguidamente, lavaremos la fruta con agua corriente, siempre y cuando sea potable.

Se desaconseja el uso de sustancias que desinfectan o limpian las frutas, así como el uso de detergentes, pues estos pueden quedarse adheridos en la piel de las mismas y causar algún tipo de intoxicación.

Es recomendable lavar las frutas en el momento en que se vayan a consumir, y proceder a su secado mediante papel de cocina de un solo uso.

Las frutas que pertenecen al grupo de las bayas o frutos del bosque, merecen especial cuidado a la hora de manipularlas, pues son delicadas a los golpes y podrían deteriorarse (fresas, frambuesa, arándano).

Las frutas que son de consistencia más dura y que además tienen una piel comestible, deberemos lavarlas bien antes de consumirlas, ya sea con o sin piel (melocotón, manzana, pera).

Aquellas frutas que presentan una piel no comestible (aguacate, papaya, mango), las lavaremos bien de igual forma, para evitar contaminarlas una vez las pelemos.

Existen frutas más grandes con una piel o corteza mucho más resistente (piña, sandía, melón). Suelen tener más cantidad de suciedad, como tierra y polvo. Deberemos lavarlas igualmente antes de proceder a partirlos, y además, es recomendable usar un cuchillo distinto para partirlas y otro para trocearlas.

En definitiva, emplearemos un método de lavado, pelado y troceado, siempre asegurando unas medidas de higiene que permitan hacer seguro el consumo de las frutas.

Información adicional

Las mandarinas están compuestas mayoritariamente de agua. En comparación con otras frutas de su mismo género, la mandarina tiene un valor calórico más bajo porque presenta menos cantidad de azúcares.

Presenta una cantidad considerable de fibra, la cual se encuentra especialmente en la pulpa, que favorece el tránsito intestinal.

Contiene menos vitamina C que la naranja, pero mayor contenido en provitamina A y ácido fólico que cualquier otro cítrico.

Presenta cantidades moderadas de ácido cítrico, potasio y magnesio. Vitaminas del grupo B en menor proporción y minerales como el calcio, aunque en cantidades poco destacables pues es de peor aprovechamiento que el calcio que proviene de los lácteos o de otros alimentos que contienen grandes cantidades de este mineral.

La provitamina A (betacaroteno) se transforma en nuestra organismo en vitamina A conforme éste lo necesita.

En cualquier caso, está totalmente recomendado el consumo de mandarinas por todos los nutrientes que presenta. Desde los más pequeños, por su sabor dulce y agradable, hasta los deportistas por su contenido en potasio, vitamina C y carotenoides, entre otros, para reponer minerales y líquido después de la actividad física.

Es una buena opción para aquellas personas que sufren hipertensión, pues su alto contenido en potasio, niveles de sodio bajos, promueven la salud cardiovascular.

Deberán consumirla con moderación, aquellas personas que padecen insuficiencia renal, por su alto contenido en potasio, o bien en dietas en las que exista restricción de este mineral.

Es una fruta excelente, ya que la cantidad de fibra que aporta ayuda a regular el tránsito intestinal, contribuye a disminuir la absorción de grasa y colesterol y regula los niveles de glucosa en sangre.

Está indicada en aquellas personas con diabetes, hipercolesterolemia y con sobrepeso, pues tiene un efecto saciante.