Ingredientes

  • mora 198 gr. 33 Unidad 64.15 kcal.

Preparación

Es importante preparar cualquier fruta antes de consumirla para garantizar una higiene, con el fin de eliminar residuos de fitosanitarios y los restos de tierra o posibles insectos que hayan quedado adheridos.

Para ello, se procederá a seguir unos pasos previos antes del lavado con el fin de evitar la contaminación cruzada y lograr que la conservación de las frutas sea lo más óptima posible.

Antes de nada, nos lavaremos bien las manos antes de manipular la fruta.

Seguidamente, lavaremos la fruta con agua corriente, siempre y cuando sea potable.

Se desaconseja el uso de sustancias que desinfectan o limpian las frutas, así como el uso de detergentes, pues estos pueden quedarse adheridos en la piel de las mismas y causar algún tipo de intoxicación.

Es recomendable lavar las frutas en el momento en que se vayan a consumir, y proceder a su secado mediante papel de cocina de un solo uso.

Las frutas que pertenecen al grupo de las bayas o frutos del bosque, merecen especial cuidado a la hora de manipularlas, pues son delicadas a los golpes y podrían deteriorarse (fresas, frambuesa, arándano).

Las frutas que son de consistencia más dura y que además tienen una piel comestible, deberemos lavarlas bien antes de consumirlas, ya sea con o sin piel (melocotón, manzana, pera).

Aquellas frutas que presentan una piel no comestible (aguacate, papaya, mango), las lavaremos bien de igual forma, para evitar contaminarlas una vez las pelemos.

Existen frutas más grandes con una piel o corteza mucho más resistente (piña, sandía, melón). Suelen tener más cantidad de suciedad, como tierra y polvo. Deberemos lavarlas igualmente antes de proceder a partirlos, y además, es recomendable usar un cuchillo distinto para partirlas y otro para trocearlas.

En definitiva, emplearemos un método de lavado, pelado y troceado, siempre asegurando unas medidas de higiene que permitan hacer seguro el consumo de las frutas.

Información adicional

Las moras presentan un índice calórico bajo, debido a que aportan poca cantidad de hidratos de carbono. 

Contienen grandes cantidades de vitamina C, potasio, hierro y calcio. Algunos componentes como los taninos, tienen una acción astringente sobre el organismo.

Destacan la gran cantidad de pigmentos naturales, las antocianinas y los carotenoides, que les confieren el color y sabor tan característico y además le atribuyen una elevada actividad antioxidante.

Entre las propiedades de estas frutas se encuentran la capacidad de neutralizar los radicales libres, responsables de múltiples enfermedades y ser nocivos para el organismo.

Por otro lado, la gran cantidad de vitamina C contribuye a mantener el sistema inmune en óptimas condiciones, así como a favorecer la absorción del hierro. Por ello es especialmente recomendable el consumo de esta fruta, a personas que padezcan anemia ferropénica, ya que mejora o previene su aparición.

Presentan grandes cantidades de fibra, por lo que se convierte en un buen aliado para tratar el estreñimiento y la atonía intestinal.

Estas frutas cuando todavía no han madurado y están verdes, presentan gran cantidad de taninos, que les aportan una textura áspera y les confieren propiedades astringentes. Una vez han madurado, las propiedades cambian y resultan laxantes, depurativas y tónicas.