Dieta para la primera infancia | Dietfarma

Dieta para la primera infancia

Actualmente hay muchas opiniones sobre la alimentación en la primera infancia.

Esto hace que surjan dudas sobre qué alimentación adoptar con nuestros hijos.

En este artículo presentamos información para ayudar a los padres a saber más sobre la dieta adecuada y equilibrada para una fase de desarrollo tan vulnerable como la primera infancia.

Si hay un aspecto que suscite especialmente dudas e inseguridades en unos recién estrenados padres, ese es el de la alimentación en la primera infancia.

El exceso de información disponible en las redes, no siempre actualizada y veraz, junto a la falta de actualización en materia de nutrición de muchos profesionales que atienden a estos padres.

Además de la perpetuación de mitos sobre la alimentación que se arrastran desde hace décadas y el exceso de juicios críticos a los que se ven sometidos por parte de la sociedad.

Todo esto no contribuye a lo que debería ser: una etapa placentera para la familia.

Desde Dietfarma, queremos ofrecerte unas pautas básicas para introducir a los más pequeños a la mesa de una forma saludable y feliz para todos.

 

 

 

 

¿Cuáles son las etapas en la alimentación de un bebé/niño?

A continuación, se muestra una tabla en la que podéis situar a vuestros hijos y saber en qué etapa nutricional se encuentran.

En este artículo, desarrollaremos la etapa de la primera infancia (1-3 años).

 

 

*En caso de prematuridad o de padecer alguna enfermedad, este esquema puede variar según criterio médico.

 

 

 

 

¿Qué es la primera infancia?

 

Entendemos como primera infancia a la etapa que comprende desde el primer hasta el tercer año de vida, ambos inclusive.

En ella, el bebé pasa de alimentarse principalmente de leche (materna o artificial) complementada con alimentos, a hacerlo a base de alimentos ofrecidos por sus padres o cuidadores.

Es decir, los alimentos pasan de ser un complemento a la leche a ser la fuente principal de nutrientes.

En los meses anteriores se habrá introducido paulatinamente una gran variedad de alimentos que habrán complementado a la leche a partir del sexto mes de vida, ya sea en forma de triturados o directamente en trozos (Baby Led Weaning). 

También es la etapa en la que un bebé se va convirtiendo progresivamente en un niño, con unas capacidades psicomotoras y emocionales mucho más desarrolladas. 

Por todo esto, es una etapa de interés prioritario, pero a nivel nutricional lo es todavía más.

En este corto periodo de tiempo los bebés instauran sus hábitos y preferencias nutricionales, los cuales son difíciles de modificar en etapas posteriores de la vida, con la repercusión obvia que tiene este hecho sobre la salud.

Por ejemplo, una introducción de alimentos deficiente o excesiva, desequilibrada o poco saludable, se convierte rápidamente en un factor de riesgo para que el niño desarrolle en un futuro lejano o no tan lejano diferentes enfermedades metabólicas como son la obesidad o la diabetes tipo II.

Estas patologías están en el punto de mira de la salud pública por la creciente prevalencia, cada vez en franjas de edad más tempranas.

 

 

De hecho, un 26 % de los niños españoles padece sobrepeso y un 18 %, obesidad.

Así, los bebés / niños son un colectivo vulnerable desde el punto de vista nutricional, pues un desajuste en una etapa de máximo crecimiento y desarrollo puede tener consecuencias graves y, en ocasiones, irreversibles.
 

 

 

 

 

Características de la primera infancia (1-3 años)

 

Después del enorme cambio que experimentan los bebés en su primer año de vida, nos encontramos en un periodo en el que el crecimiento parece detenerse o ralentizarse.

Mientras que en el primer año se crecen unos 25 cm y se triplica el peso de nacimiento, en el segundo año se aumenta unos 2,5 kg.

Esto implica que el gasto energético basal disminuye, así que se necesitará un menor aporte energético.

Por otra parte, su actividad física aumenta considerablemente, ya que empieza a desplazarse por sí mismo y dedica mucho tiempo al juego, con el enorme gasto energético que supone. 

El carácter del niño, su genética, sus influencias, los alimentos disponibles y su calidad, hacen que sea difícil determinar con exactitud las necesidades nutricionales en esta etapa, pues existe gran variabilidad entre niños.

Es habitual que haya una disminución del apetito que con frecuencia preocupa a sus padres, que empiezan a pensar la mítica frase de: “mi niño no come”.

Cuando esto sucede y siempre que no estemos ante casos alarmantes, en los que debemos acudir a un pediatra.

Es importante confiar en la capacidad que tienen los bebés de autorregular la ingesta, en función de sus necesidades de crecimiento.

Mientras se ofrezcan alimentos variados y de calidad, en proporciones y texturas adecuadas, no hay porqué preocuparse. 

También en esta etapa se observa como las proporciones se van asemejando más a las de los adultos (la cabeza no es tan grande en proporción al cuerpo, se alargan las extremidades…).

También se eclosionan los primeros dientes y madura su sistema metabólico y digestivo.

Esto, junto a una mejora de sus habilidades, permite que el niño aprenda a utilizar los cubiertos y a gestionar los sólidos con mayor eficacia.

 

 

Para finalizar, remarcar que es aquí cuando se establecen los hábitos alimentarios que van a condicionar las preferencias alimentarias para toda su vida, ya que los niños aprenden en gran medida por imitación.

Por este motivo, es de enorme responsabilidad para la familia el favorecer que estos hábitos sean positivos.
 

 

 

 

 

¿De dónde debe obtenerse la energía en esta etapa?

A continuación, se muestra como es el perfil calórico aconsejado para niños de 1-3 años:

•    45-60% del valor calórico total, VCT, (las calorías que se ingieren en un día) deben obtenerse a partir de los hidratos de carbono.
•    35-40% del VCT se ingieren en forma de grasas.
•    5-15% en forma de proteínas.

La población en general y la población infantil en particular suelen consumir proteínas, grasas saturadas y azúcares libres por encima de las recomendaciones, así que es interesante controlar estos aspectos de la dieta para equilibrarla mejor.
 

 

 

Requerimientos nutricionales en la primera infancia

 

Agua

 

Según la EFSA, la ingesta de agua en esta etapa debe ser de 1100 a 1300 ml al día.

No os alarméis si pensáis que vuestro hijo no bebe tal cantidad, pues el agua no se obtiene únicamente del agua que le ofrecéis como tal.

La leche, alimentos como las verduras y las frutas que come también están compuestos en gran medida por agua.

 

Energía

Según la EFSA, la ingesta calórica recomendada en función de la edad es la siguiente, aunque como decíamos antes, puede variar debido a las grandes diferencias que existen entre los niños (constitución, actividad física…).

Se deberán ingerir calorías suficientes para permitir un crecimiento óptimo, pero sin que se produzca un aumento de peso excesivo.

 

Proteínas

 

Se estima que el consumo de proteínas en niños puede llegar a cuadriplicar las recomendaciones actuales, que son entre 10-13 g al día, aumentando con la edad paulatinamente y siendo normalmente superiores en niños que en niñas.

Una parte se obtendrá de la leche, que ya puede ser leche entera a partir del año, sin ser necesario las leches de continuación, ni las enriquecidas, ni las saboreadas.

Otra parte de las proteínas se obtendrá a partir de:

Carne (pollo, pavo, ternera, cerdo, conejo, cordero…). 

Se deben evitar carnes procesadas como embutidos, hamburguesas industriales, salchichas…

Es preferible comer más pescado que carne, y más carne blanca que roja.

Pescado (salmón, merluza, pescadilla, lenguado, lubina, dorada, sardina…). 

Debemos evitar pescados grandes como el pez espada, tiburón, lucio, emperador, atún rojo… por contener altas concentraciones de mercurio, hasta los 10 años de edad según las últimas recomendaciones publicadas en el año 2019.

Huevos

Legumbres (lentejas, garbanzos…).

Son proteínas de bajo valor biológico, pero que se pueden complementar con otros alimentos como la quinoa para obtener un plato más nutritivo. 

Tofu…
 

Grasas

Las grasas suponen una parte importante de las calorías ingeridas.

Es importante ingerir grasas saludables y evitar las grasas saturadas.

Algunos alimentos muy interesantes por sus grasas saludables son:

  • Aceite de oliva virgen extra

  • Aguacate

  • Huevo

  • Pescado azul (salmón, salmonete, sardina…)

  • Frutos secos en textura adecuada (molidos, pues enteros tienen un riesgo de atragantamiento muy alto y son peligrosos)

 

Carbohidratos

El 45-60 % de las calorías deben proceder de los hidratos de carbono. 

La leche contiene una parte de estos carbohidratos en forma de lactosa, mientras que el resto se obtiene de otros alimentos.

En este apartado quisiera resaltar la importancia de consumir cereales integrales sin procesar, ya que los cereales de venta en farmacias y supermercados en general sufren un proceso de hidrólisis y refinado (blanqueamiento).

 

 

Este proceso empeora la calidad nutricional de los mismos frente a los granos integrales y enteros y aumentan su índice glucémico).

Además, los odontopediatras alertan de que la ingesta de cereales incluidos en biberones, aumenta el riesgo de padecer caries.

A continuación, se muestran fuentes saludables de hidratos de carbono:

• Pan integral sin sal (si es con tomate y AOVE, es una combinación perfecta ya que se mejora la absorción del hierro presente en los granos integrales con la presencia de la vitamina C del tomate y se complementa con una fuente de grasa saludable, el AOVE)

• Arroz integral entero o en sémola

• Pasta integral

• Copos de avena

• Harinas integrales (de avena, de trigo, de mijo…)

Es importante que los alimentos como el azúcar blanco, la miel, galletas y bollería industrial sean evitados durante todas las etapas pero en especial en la primera infancia.

Ya que como hemos comentado antes, es en esta etapa donde se establecen los hábitos alimentarios.

 

Vitaminas y minerales

El mantenimiento de una dieta variada puede evitar que aparezcan enfermedades carenciales y problemas en el desarrollo porque se asegura un aporte correcto de vitaminas y minerales.

Los alimentos reguladores son en mayor medida las verduras y hortalizas, que se deben ofrecer en todas las comidas principales y con técnicas culinarias diversas: hervidas, al vapor, al horno, salteadas…

 

 

Es importante que se ofrezcan verduras de temporada, de todos los colores.

Algunos de los nutrientes que pueden verse comprometidos son:

• Vitamina D

Contribuye a que el calcio se fije en los huesos.

Se obtiene a partir del pescado azul, la yema de huevo y la leche entera.

Es importante exponerse a la luz solar a diario durante al menos 10-15 minutos al día.

A pesar de ser un país soleado, los niveles de vitamina D suelen ser bajos en general.

Durante el primer año de vida se ofrecen suplementos para compensar el posible déficit.

• Calcio:

Se recomienda una ingesta de 700 mg de calcio al día.

A partir del año, el bebé puede tomar leche de vaca entera.

Otros alimentos que aportan calcio son: Brócoli, garbanzos, almendras, sésamo,  soja, espinacas, acelgas, avena…

•    Zinc

    Hierro:

Es un micronutriente que debe vigilarse por las siguientes razones: en el momento del parto, el bebé recibe a través de la placenta una gran cantidad de sangre que fomenta el llenado de sus depósitos de hierro.

Estas reservas cubrirán las necesidades de hierro durante un semestre aproximadamente.

Si se realiza un pinzamiento prematuro del cordón, se contribuye a que este proceso no se realice completamente, siendo más probable que aparezca la anemia del neonato.

Recordemos que la leche materna es pobre en hierro, aunque este se absorbe muy bien y la leche de fórmula debe cumplir unos requisitos en cuanto a micronutrientes.

A partir de los seis meses, la leche ya no puede cubrir los requerimientos, por lo que es necesaria la introducción de la alimentación complementaria, en la que debe procurarse un consumo diario de alimentos ricos en hierro.

Si no procuramos un consumo adecuado, alrededor del año es habitual que aparezca un cuadro de anemia y posiblemente se deba aportar un suplemento de hierro.

 

 

 

 

 

Alimentos con alto riesgo de atragantamiento

 

El atragantamiento es un miedo habitual en las familias, pues puede desencadenar en un acontecimiento fatal.

Los padres deben estar informados para ofrecer los alimentos en forma y textura adecuada a la edad del niño con seguridad, en medida de lo posible.

Toda persona que esté en contacto con niños que comen debería realizar un cursillo de primeros auxilios en el que se aprenda como realizar las maniobras de reanimación básicas.

Los siguientes alimentos deberían evitarse hasta los 3-5 años de edad, en función de la madurez de cada niño.

  • Verduras crudas duras (zanahoria, apio, ensalada…)

  • Salchichas tipo Frankfurt cortadas en rodajas (y todo aquel alimento que tenga forma de moneda)

  • Patatas fritas de bolsa, galletas, cereales…

  • Manzana cruda (puede ofrecerse rallada o cocida)

  • Frutas redondas enteras (tomate cherry, uvas, cerezas…)

  • Frutos secos enteros o en trozos (deben ofrecerse molidos)

  • Caramelos, palomitas…

 

 

 

 

Pautas para una correcta alimentación

• Debemos esforzarnos en ofrecer una dieta sana, equilibrada y variada.

Es decir, los platos deben contener alimentos de diferentes sabores, texturas, colores…

• A partir del año los niños ya deben compartir mesa en medida de lo posible con los adultos, realizando todas las comidas: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.

Debemos huir del biberón para cenar, pues puede desplazar la ingesta de nutrientes que son necesarios.

 

 

• Hay que tener en cuenta, si es el caso, los alimentos ofrecidos en el comedor escolar, para balancear el resto de comidas de la semana.

• Debemos evitar caer en ofrecer alimentos insanos por tal de “que coma algo”, pues también desplazamos el consumo de alimentos saludables y favorecemos las aversiones alimentarias.

• Optar siempre, en medida de lo posible, por alimentos frescos frente a precocinados, ultraprocesados… una buena medida es no comprar dichos alimentos. 

Evitar el consumo de azúcares (azúcar blanco, galletas, bollos…) y sal (a partir del año se pueden ofrecer pequeñas cantidades de sal yodada).

• Ofrecer la fruta fresca y de temporada, evitando el consumo de zumos, aunque sean naturales, porque se pierden sus propiedades nutritivas.

• Respetar las preferencias y señales de hambre y saciedad de los niños.

Nosotros elegimos los alimentos ofrecidos (debemos procurar que sean de calidad) y los niños eligen la cantidad.

• Convertir el momento de la comida en un rato agradable en familia, sin prisas.

• Mantener una buena higiene buco-dental. Desde el primer diente hay que empezar a instaurar el hábito del cepillado.

 

 

 

 

 

 

El plato de Harvard

 

El plato de Harvard es una herramienta creada por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard para facilitar a los consumidores el diseño de comidas saludables y balanceadas.

Se centra en ofrecer calidad frente a cantidad y da algunos consejos como evitar bebidas azucaradas, consumir granos integrales o practicar actividad física.

De una manera muy gráfica, podemos examinar nuestros platos a diario y saber con relativa facilidad si vamos por el buen camino.
 

 

 

 

 

Crisis del año y de los dos años

 

Los niños no comen siempre con el mismo ritmo, sino más bien experimentan etapas de comer lo que nosotros consideramos como bien, con algunos parones.

Al igual que su crecimiento no es siempre igual, su apetito tampoco lo es.

Además, con el desarrollo de su personalidad se afianzan preferencias y aversiones con las que deberemos convivir y gestionar.

Los niños respetan mucho su organismo, tienen una conexión directa con él sin interferencias externas, así que hay que creer en su capacidad de autorregulación y tener paciencia.

Muchas veces, dejan de comer simplemente porque tienen alguna molestia física: congestión nasal, fiebre, salida de los dientes…

Si el bebe no come nada en 2 días, será necesaria una exploración pediátrica. 

En el primer año la disminución de la ingesta se relaciona con un parón normal en el crecimiento.

Mientras que la crisis de los dos años parece tener más que ver con la maduración neurológica y la afirmación de su autonomía, aunque también se experimenta otro parón en el crecimiento.

A continuación, se muestran algunos consejos para sobrellevar estos eventos:

• Comer juntos, a la vez y en familia si es posible. Dar ejemplo.

• Respetar sus gustos y preferencias.

• Ofrecer siempre alimentos saludables.

• Tener paciencia.

• Monta platos divertidos y variados.

• No obligar a comer, ni forzar, ni castigar, ni gritar.

• No negociar ni chantajear con premios. No entretener con pantallas ni avioncitos.

• No ofrecer una alternativa poco saludable para que coma algo.
 

 

 

 

 

Recetas saludables para la primera infacia

Seguidamente mostramos unas recetas recomendadas y saludables para la primera infancia.

 

                       Patatas al horno con cebolla y queso: 296 kcal

 

 

                         Crema de berenjena: 207,55 kcal

 

 

             Lasaña de calabacín con pollo: 429,96kcal

 

 

                              Brócoli gratinado con jamón: 791,86kcal

 

 

 

 

 

 

 

Modelo de dieta para la primera infancia

A continuación, mostramos un ejemplo de un menú semanal para la primera infancia.

 

 

 

 

 

 

 

 

Preguntas frecuentes

 

¿Cómo de importante es el desayuno de nuestros hijos?

Hoy en día se sabe que el desayuno no es la comida más importante del día. 

Si los niños tienen hambre al levantarse, se les dará una opción saludable de desayuno como cereales con leche más una pieza de fruta o bien una tostada con tomate y AOVE.

En cambio, si los niños no tienen apetito recién levantados no hay que forzarles a desayunar. 

 

¿Es adecuada una dieta vegetariana en los niños? 

Según la Academia Americana de Pediatría, aseguran que las dietas vegetarianas, lacto-vegetarianas y ovo-lacto-vegetarianas cubren las necesidades de bebés, niños más mayores y adolescentes y promueven un crecimiento normal siempre que estén bien diseñadas y pautadas.

Lo imprescindible es que los niños tengan una dieta equilibrada y variada sean vegetarianos o no.

Antes del primer año, los bebés deben recibir cantidades adecuadas de leche materna o de fórmula y sus dietas contienen buenas fuentes de energía y nutrientes como hierro, vitamina B12 y vitamina D, el crecimiento a lo largo de la infancia es normal.

Sin embargo las dietas extremadamente restrictivas, como la frugívora o crudívora, se han asociado con un deterioro en el crecimiento.

Por tanto, no pueden recomendarse para bebés o niños.

 

¿Hay que prohibir alimentos como los pasteles, snacks o golosinas a los niños? 

No es muy aconsejable prohibir ningún producto a rajatabla, ya que la curiosidad innata de los niños les llevará a probarlos.

Es mejor dejar que los tomen de forma ocasional y que entiendan que esos alimentos son para momentos más especiales o diferentes, no para el día a día.

También es importante ofrecer habitualmente alimentos sanos con apariencias sugestivas.

 

¿Qué podemos hacer si el bebé rechaza las verduras?

Lo mejor es no insistir más de dos-tres veces con la verdura durante una misma comida.

Y volverlo a intentar en otras comidas de la semana o en semanas próximas.

Elaborando estas verduras de maneras diferentes (diferente presentación, técnicas culinarias...) para así llamar la atención y mostrar un diferente sabor.

Es muy posible que el bebé acabe por adorar las verduras que había rechazado una o dos veces seguidas.

 

 

 

Conclusiones

La alimentación en la primera infancia es muy importante ya que es entonces cuando van a instaurar sus hábitos y preferencias alimentarias.

Además en esta etapa es imprescindible su correcto crecimiento y desarrollo con el fin de evitar posibles enfermedades.

Hay que remarcar la importancia de ofrecer una dieta variada en vegetales y mostrar las hortalizas y frutas de distintas formas y técnicas culinarias con la finalidad de llamar la atención de los niños.

Asimismo es necesario prestar atención a minerales como el calcio, hierro y el zinc. Y en cuanto a vitaminas, en especial a la vitamina D.

 

 

 

 

Bibliografía

1. Galán L. El gran libro de Lucía mi pediatra. 1ª ed (epub). Barcelona: Editorial Planeta S.A; 2020

2. EFSA NDA Panel (EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies); 2013. Scientific Opinion on nutrient requirements and dietary intakes of infants and young children in the European Union. EFSA Journal 2013; 11 (10): 3408.

3. Dalmau J, Peña-Quintana L, Moráis A, Martínez V, Varea V, Martínez JM, et al. Análisis cuantitativo de la ingesta de nutrientes en niños menores de 3 años. Estudio ASALMA. Anales de Pediatría. 2015; 82 (4): 213-88.

4. Leis Trabajo R, Tojo Sierra R, Ros Mar L. Nutrición del niño de 1-3 años, preescolar y escolar. En: Gil Hernández A, editor. Tratado de Nutrición. Vol. 3. 2ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2010. P. 227-56.

5. EFSA (European Food Safety Authority). Dietary reference values for nutrients: Summary report. EFSA supporting publication 2017: e15121.

6. Cuervo M, Baladia E, Goñi L, Corbalán M, Manera M, Basulto J, et al. Ingestas Dietéticas de Referencia (IDR) para la Población Española, 2010. Act Diet. 2010; 14 (4): 196-7

7. GUTIÉRREZ GUZMÁN, Diego Anthony. Clampaje tardío del cordón umbilical como factor protector de anemia neonatal. 2019.
 

 

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- Graduada en Nutrición y Dietética Humana por la

Universidad Isabel I de Burgos

- Licenciada en Farmacia por la Universidad de Sevilla

- Experta en Nutrición y Dietética Humana por la

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